En casa entre culturas: vivir la identidad familiar
Un hogar, dos (o más) culturas: eso aporta color, diversidad y, a veces, confusión en la vida cotidiana. En una familia intercultural chocan lenguas, costumbres, estilos de crianza y expectativas diferentes. Pero en lugar de sentirse sobrecargado por ello, merece la pena centrarse en lo que pueden crear juntos: su propia identidad familiar, cultivada con cariño.
Y, sin embargo, sabes que es importante para tu pareja. Quieres apoyarla y para ti es natural compartir esta parte de su vida.
Índice
Hacer lo que funciona: Encuentren su propio estilo de vida
Compartir responsabilidades: cómo crear una vida familiar intercultural
Encontrar valores comunes a pesar de las diferencias culturales
Comunicación y cambio de perspectiva
Combinar rituales y tradiciones
Fomentar el multilingüismo sin presiones
Reconocer los conflictos culturales y resolverlos de forma constructiva
Hacer lo que funciona: Encuentren su propio estilo de vida
No existe lo «correcto» o lo «incorrecto», sólo lo que funciona para ti. A menudo bastan cosas muy sencillas para dar cabida a ambas (o varias) culturas en la vida cotidiana: por ejemplo, un mantel de México, un pastel ruso los domingos o la llamada telefónica semanal con tu abuela de Nigeria. Estos pequeños rituales ayudan a hacer visible y tangible la cultura sin que se conviertan en tareas adicionales. Porque es importante: Los rituales interculturales deben enriquecerte, no agobiarte. No se trata de perfección ni de un plan rígido, sino de crear una vida familiar que te haga sentir bien.
Basta con pequeños rituales: lo importante es que te parezcan naturales y factibles.
Compartir responsabilidades: cómo crear una vida familiar intercultural
Para que la vida intercultural tenga éxito en la vida familiar cotidiana, conviene no atribuir la responsabilidad de ello a una sola persona. Juntos es más fácil. Los abuelos en el extranjero pueden participar, por ejemplo leyendo (por teléfono) un cuento para dormir en o grabando un vídeo con una canción infantil. Los niños mayores pueden aportar sus ideas, por ejemplo qué idioma les gustaría mejorar o qué festivales les gusta celebrar. Así se crea un sentimiento de unión que refuerza la identidad de todos.
La diversidad cultural es un asunto de toda la familia: ¡involucra activamente a los abuelos y familiares en el extranjero, a tu pareja y a tus hijos!
Encontrar valores comunes a pesar de las diferencias culturales
Tenemos diferentes ideas sobre lo que es “mejor”- por ejemplo, hay diferentes modos de ver lo que constituye una buena vida, cómo se educa a los niños o cómo se habla la gente entre sí. En lugar de ver estas diferencias como un problema, merece la pena hablar de qué valores son importantes para ustedes como familia. Quizá sea el respeto mutuo o las mentes abiertas a otras culturas. Estos valores no tienen por qué ser siempre congruentes, pero pueden crecer juntos. Piensa en lo que te gustaría transmitir a tus hijos y qué valores les ayudan a sentirse unidos en la vida cotidiana, aunque tengan orígenes culturales diferentes.
En lugar de centrarte en las diferencias, busca activamente los valores que les conectan como familia.
Comunicación y cambio de perspectiva
En una familia con antecedentes culturales diferentes, los malentendidos son bastante normales. Esto no se debe a que alguien actúe «mal», sino a que hemos crecido con expectativas diferentes. Dedica tiempo a hablar de tus orígenes, tus costumbres y tus deseos. Intenta escuchar a tu pareja y a tus hijos y comprender sus puntos de vista. A menudo ayuda darse cuenta de que hay muchas maneras de afrontar los retos, y que ninguna cultura es «mejor» que la otra. El respeto mutuo es la clave.
Dediquen tiempo regularmente a hablar de sus orígenes culturales, de sus valores y lo que quieren transmitir a sus hijos.
Combinar rituales y tradiciones
Los niños se benefician especialmente de poder experimentar activamente ambas (o varias) culturas. Las fiestas de distintas culturas pueden combinarse de forma creativa y cariñosa: tal vez la Navidad se celebre con platos polacos o el Año Nuevo chino se incorpore a su ritual anual. Pero la vida cotidiana también ofrece muchas oportunidades: un cuento antes de dormir en otro idioma, o música del país de origen de uno de los padres. A través de estas experiencias, la diversidad cultural se convierte en una parte natural de la vida familiar.
Combinen tradiciones antiguas con nuevas ideas para crear sus propios rituales familiares.
Fomentar el multilingüismo sin presiones
Si en tu familia se hablan varios idiomas, esto es un regalo, pero, de nuevo, ¡sin presiones! Los niños aprenden mejor los idiomas a través de experiencias positivas y lúdicas. Si cada uno de los padres habla en su lengua materna, los niños aprenderán automáticamente con ellos. Puedes ayudarles con canciones, libros, radionovelas o películas. Lo importante es que los niños disfruten y no se sientan presionados. La diversidad lingüística debe ser un tesoro, no una obligación.
El idioma crece a través de la cercanía y la alegría, no a través de la obligación.
Reconocer los conflictos culturales y resolverlos de forma constructiva
A veces, ideas culturales diferentes chocan con temas delicados como la educación de los hijos, el reparto de papeles o las responsabilidades familiares. Esto puede provocar tensiones, lo cual es completamente normal. Lo importante no es evitar estos conflictos, sino abordarlos respetuosamente. Considérelos una oportunidad para conocerse mejor y crecer juntos. Si se dan cuenta de que solos no llegan a ninguna parte, el asesoramiento intercultural para parejas también puede ayudar a tender puentes y fomentar el entendimiento mutuo.
Los conflictos no significan fracaso: pueden ser una invitación a aprender unos de otros.
Crear una familia auténtica y crecer juntos
Ser una familia intercultural significa reencontrarse constantemente. Su identidad familiar se desarrolla a lo largo de los años, con cada experiencia, cada conversación y cada hijo que aporta sus propias preguntas e ideas. Permanezcan abiertos al cambio y a las nuevas ideas. Deja libertad a tus hijos para que desarrollen su propia identidad, a veces más cercana a una cultura, a veces más cercana a otra. Lo que les hace fuertes como familia no es que todo encaje a la perfección, sino que encuentren juntos un camino que les conviene.
La identidad de tu familia puede cambiar: sigue sintiendo curiosidad por los demás!
La vida familiar intercultural no es un proyecto «acabado», sino un viaje en el que se crece juntos. Requiere apertura, respeto, paciencia y humor. Lo que cuenta no es la perfección, sino la sensación de hogar.
Y, sin embargo, entre tanta organización y conversaciones, la intimidad y la cercanía de la pareja puede quedar en un segundo plano. Si la conexión entre ustedes se debilita, muchas veces se debe a algo más que al estrés cotidiano y vale la pena tomarse el tiempo para reflexionar sobre lo que está pasando. Hablando se logran las cosas! Sí quieres volver a tener una conexión real, contigo mismo y con tu pareja:
Estaré encantada de ayudarte a descubrir lo que está pasando realmente. No con consejos rápidos, sino con un apoyo personal que cree un espacio para ti, más allá de los enfoques terapéuticos tradicionales.
No dudes en escribirme sin compromiso: elisabeth@happycouples.at
No estás solo – y la vida puede ser fácil de nuevo.